Villarrica, calidez humana y paisajes cautivadores

Al visitar la ciudad de Villarrica me enamoré profundamente de sus serenos paisajes. El campo abierto da una impresión de sobria tranquilidad y la brisa renueva el espíritu y concede ánimos para continuar. 
Sin duda alguna, un viaje que lo repetiría una y otra vez...


Aquel sábado 8 de julio de 2014 partimos rumbo a la emblemática ciudad de Villarrica. 

Durante el viaje olvide por momentos el paso de las horas contemplando con gozo el paisaje del recorrido, los ejemplares finos de cocoteros engalanan impecablemente el horizonte.

Sin más preámbulos voy a las fotografías sin antes olvidar y destacar la excelente calidez humana de los habitantes que con una afable sonrisa nos atendieron cordialmente.



En la cima del cerro se puede observar un cúmulo de neblina  que descendía tenuemente sobre la zona, para después desaparecer

La bruma aún no descendía, eran aproximadamente las 8:00 am.


Iglesia de Villarrica, una mezcla perfecta entre encanto y armonía arquitectónica


Interminables caminos de tierra colorada se observan dentro de las zonas rurales





 Trabajadores del rubro ganadero regresan a sus hogares después de dejar al ganado en el campo.

Panorama actual de la vida en el campo 


Ejemplar vacuno que se dirige a pastar en el gran campo

VIRGEN DE ITAPE



  Santuario de la Virgen de Itape, miles de fieles se acercan para recibir la bendición y a orar por el bienestar de la familia.



Rio Tevikuary, en sus bordes descansan varias canoas coloridas.

De esta forma transportan las personas sus motocicletas en el estrecho tramo hasta la orilla.


La virgen de Itape congrega a varias personas que se ingenian para llegar al lugar en cualquier tipo de móvil.





No podía faltar la carreta, una madre e hijo se acercan a la comitiva para vender la tradicional sopa y chipa paraguaya


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