Nadie podría imaginar que las estaciones y trenes de la prodigiosa época de Don Carlos Antonio López, acabarían en el deplorable estado de abandono en el que están en la actualidad. Hoy, aquellos vestigios piden a gritos una renovación, que no solo beneficiará a miles de compatriotas, sino que también unirá a todo el país a través de una forma más eficiente de transporte.
Mi abuela hacía bailar sus brazos al compás del ñanduti, y a la par me comentaba su experiencia cuando el tren llenaba de magia al país.
Las estaciones se colmaban de miles de pasajeros diariamente, y el chipá (infaltable en todos los viajes) atraía al olfato y al paladar. Me contó que lo que más añora de esos tiempos son los asientos cómodos y los viajes cortos.
En antagonismo con nuestra dura realidad, solo observamos buses saturados de pasajeros -que viajan suspendidos en las estriberas-, choferes eufóricos que juegan carreras mortales y rutas atestadas por baches.
Ya nada rememora aquellos años fructíferos de días pletóricos de expresiones satisfactorias y eternas alegrías; hoy sólo se contempla detrás de cada ventanal de los rodados rostros melancólicos, agotados, sufridos, quebrantados; miradas estáticas, sudor, dolores, pesadumbre y una profunda aflicción.
Aclaro que las Estaciones [la gran mayoría] se encuentran favorablemente en buen estado de preservación y aún mantienen ese atractivo arcaico diferencial, pero los rieles vacíos renacen la añoranza de querer inconcebiblemente que VUELVA EL TREN!!
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Estación Tacuaral de la ciudad de Ypacarai, en perfectas condiciones a pesar del tiempo
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Vagones del tren ubicados en la ciudad de Ypacaraí |
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Estación Bernardino Caballero
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Estación de tren de Yvytymi - brisa en guarani, cabe destacar las favorables condiciones con la que se mantiene |
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Tren ubicado en la ciudad de SAPUKAI - Grito en guarani |
Plaza que lleva el nombre del Mariscal Francisco Solano Lopez, en conmemoración de su aporte a la patria.
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